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EL SHOW DE…¿INDHIRA?

tocalaotravezSam | 8 noviembre 2011

Truman, así se llamaba el personaje que interpretaba Jim Carrey. Truman, fonéticamente igual a como se pronuncia “True man” (hombre verdadero), el único de verdad, el único real en aquel gigantesco plató de ese Gran Hermano en forma de entrañable y acogedora ciudad donde todos seguían un guión menos él. Un guión al que se ajustaban concienzudamente todos los habitantes de aquel lugar, ficticio lugar, con el único fin de sacar de Truman las mejores y más radicales emociones y convertirlas en geniales momentos televisivos para que los habitantes de medio mundo pudieran reír o sufrir con él mientras veían la tele. No en vano a la entrada de aquella urbe artificial lucía un arco con la siguiente inscripción “Omnis pro uno” (Todos para uno), todos trabajando para que él creyera que aquello era auténtico, real…y dirigiendo aquella carpa gigantesca un realizador despótico, una especie de Dios cuyo nombre “Cristof” era la abreviatura de “Cristopher” (el que lleva al mesías, es decir a Cristo) al que poco le importaban los sentimientos de su héroe, como se refería a Truman, si no era para lograr el mejor plano, sacar su mejor sonrisa, provocar su ira, agotarle hasta la extenuación o ver como sus lágrimas corrían por su mejillas. Todo valía pro y para el espectáculo, todo valía.

No es la primera vez Indhira que te refieres a esa fantástica película y no hace falta tener mucha imaginación para conocer las razones ¿verdad? El momento final, mágico final, es cuando Truman huye por el mar hacia un horizonte de azul y nubes blancas que más tarde descubrirá que se trata de sencillas formas pintadas sobre un muro, un muro que tiene una puerta de salida, un escape hacia el mundo real, hacia la vida real…y llegados a éste punto todos nos preguntamos ¿y ahora qué? ¿qué será de Truman? ¿cómo vivirá su nueva vida? ¿se adaptara o por el contrario querrá volver a su “paraíso” artificial donde lo tenía todo? Lo tenía todo, es cierto, todo menos la libertad.

Tú ya has descubierto la puerta Indhira y ya estás fuera, eres libre y empiezas a disfrutar de lo cotidiano, de las cosas sencillas como llenar tu pared de fotos y adornos, de tu manta al anochecer mientras ves la tele, de tus salidas a tomar una copa hasta las tantas, de tus amigos de verdad, de tu madre, de tus bolos… Y mientras tanto una legión de tus seguidores están como perdidos, desconcertados, sin saber nada de ti y algunos se enfadan y otros te reprochan cosas y te sugieren que hagas esto o lo otro… Les dejaste huella, mucha huella Indhira y les impactó tanto tu naturalidad, tu manera de afrontar los sentimientos, tu forma de enamorarte, tus risas, tus llantos, tus desesperaciones que ellos, desde sus casas, vivieron contigo lo que tú vivías, lloraron y rieron cuando tú lo hacías y así durante muchos meses, largos meses pendientes de ti… ¿y ahora qué? Lo mismo que aquellos que seguían a Truman, ahora nada, el vacío, el no saber qué harás o que no harás, con quién o con quién no estarás, dónde te encuentras, dónde irás el próximo fin de semana…demasiada incertidumbre, mucha, tanta que a veces recurren a su imaginación inventando cosas, situaciones que por absurdas que parezcan alimentan esa parte que quedó vacía, sin ninguna intención, sin querer comprometerte en nada y menos molestarte. Tú huella ha sido profunda Indhira, muy profunda y todo por ser como eres, tal cual te mostrabas así eres en la realidad, fuera de las cámaras, sin guionistas ni realizadores que te dicen lo que tienes que hacer.

Volverás a la tele, claro que sí, lo tengo claro como también tengo claro que lo que tú puedes aportar a ese medio es distinto, es fresco, es natural… Tú eres así y por ser así la gente te sigue a pesar del tiempo transcurrido y esa misma gente está deseando que encuentres tu camino, un camino que yo veo en ese mundo, un camino que no te conduce no a la puerta de atrás de aquel “paraíso”, de aquel gigantesco plató que albergó la vida de Truman, la tuya misma, no, un camino que te conducirá al éxito profesional porque tienes talento suficiente para hacer lo que quieras y ya solo es cuestión de esperar que surja la oportunidad, esperar, esperar y esperar pero con la tranquilidad de saber que has cerrado una puerta, la famosa puerta sobre el muro, y que ahora serás tú la que elija por dónde y cuando entrar.

Ahora comienza algo mejor, algo maravilloso y puede que distinto, y nosotros seguiremos tras de ti porque te queremos, así de sencillo, así de complicado. “El show de Indhira” terminó pero empieza una película mejor, mucho mejor: “Tu vida Indhira” toda tuya y todos nosotros ahí estaremos apoyándote, como hasta ahora, como siempre.