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¡Estoy hecha un lío con mis niños!



1 comentario:

  1. tocalaotravezSam | 7 Enero 2011

    ARTILLERIA PESADA

    En la guerra del amor los combatientes, a los que llamamos pareja, utilizan sus armas en función cómo les resulte cada batalla. Su intención no es otra que la de CONQUISTAR y esto, nos guste o no, es algo legítimo y para nada desprestigia a uno u otro, todo vale y lo sabemos bien porque muchos de nosotros lo hemos utilizado en mayor o menor medida, no nos engañemos.

    Es en las múltiples refriegas que tiene una pareja buscando esa tan ansiada “conquista” donde existen todo tipo de incursiones, ataques, recelos, acercamientos, acuerdos de paz y reconciliaciones ¿verdad? Pero llega un momento en que no se sabe bien por qué, si por el propio agotamiento de los combatientes o por circunstancias adversas y ajenas a la pareja, las ansias de conquistar al otro se apaciguan y parece como si se fuesen disolviendo a cada día que pasa.

    ¿Qué hacer entonces? ¿Cómo volver a “golpear” al contrario? ¿Cómo impactarle con algo lo suficientemente fuerte para captar de nuevo su atención?

    “A los catorce años perdí a mi padre” Dijo Víctor.

    Una verdad incuestionable que además iba a ser refrendada por su madre. No sabíamos nada de esto y cuando lo soltó, el plató entero se conmocionó con su relato, tanto es así que la propia Indhira, emocionada como estaba, se levantó de su trono para ofrecerle su consuelo.
    Víctor tenía guardada en su manga ese arma de destrucción masiva y si no había hecho uso de ella antes es, por la sencilla razón, de que no lo necesitaba pero ahora sí, su contrincante era dura y distinta a las anteriores y, a diferencia de aquellas, ella no se dejaba impresionar por cánticos de sirena, y él lo notaba y vaya si lo notaba. Notaba en Indhira su recelo, su desconfianza y decidió lanzar aquel bombazo en el momento idóneo y preciso.

    El objetivo fue conseguido y la batalla ganada, no la guerra. Veremos qué pasa en las próximas semanas porque está claro que de seguir utilizando esas armas puedes conseguir el mismo efecto de los que piden en el metro o en el tren comenzando su discurso con una escalera de desdichas que acaba siempre con algo así como “…y por si fuera poco, me he quedao embarazado”.

    Cuidadin con la artillería pesada Victor, no acabemos descojonándonos todos.

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