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tocalaotravezSam |24 Septiembre 2010
ResponderEliminarMANGALLS
No sé si lo sabéis o no, pero yo soy un marciano ¿vale? y cuando aterricé en este blog me fijé en TODAS (esto es algo normal entre nosotros, los marcianos). Más tarde caería en la cuenta de que TODAS estáis LOCAS DE ATAR y me gustó tanto que me quedé porque en Marte nadie está loco y es un pu_to aburrimiento, la verdad. Luego, con el tiempo, fui descubriendo y analizando una a una hasta que llegué a MANGALLS.
La primera cuestión que me vino a la cabeza fue esta: ¿Qué tipo de “tuercas” tiene Mangalls? (nosotros los marcianos llamamos así a esas ridículas naves a las que definís como coches). Más tarde, al analizar minuciosamente sus mensajes con mi súper ordenador HAL: “Toy Sevilla. Voy pá Málaga. Voy a romería. Vuelvo a Sevilla. Toy en Huelva. Vuelvo a Barna…” llegué a la siguiente conclusión: “uno que consume poco”. Y de inmediato cursé parte informativo a mi nave nodriza por si Mangalls pudiera poseer el secreto del combustible incombustible, es decir, que su “tuercas” no gasta una pu_ta mierda, vamos.
La siguiente fase de mi análisis se centró en el tipo de fluido que bebe Mangalls. Agua no, desde luego. Lo he visto con mis cinco ojos saltones y esa jarra repleta de un líquido pardusco y que agarraba como si le fuese la vida en ello no era agua ni de coña, de eso estoy seguro. Desconozco aún el tipo de líquido de que se trata pero estoy en ello. Aunque sí puedo afirmar que no era la única que lo bebía, había más; una rubia que tenía al lado agarraba su jarra con tanta intensidad que era difícil arrebatársela sin salir herido. Conclusión: No sé lo que beben, pero está rico.
¿Y la comida? ¿Qué come Mangalls? Y el averiguarlo resultó ser una auténtica sorpresa para mí: Come flores. Las llaman biznagas y son blancas. Parece ser que la costumbre es ingerirlas de dos en dos como pude comprobar cuando vi la foto y su sabor debe ser especial porque ¡ay qué ver qué cara de felicidad tenía!
Más tarde fui descubriendo otras cosas sobre Mangalls. Su facilidad para conectar con la gente la hace entrañable. Todo el mundo aquí la queréis y respetáis porque ella, con esa personalidad aparentemente dura y cortante (puro envoltorio, nada más), se hace querer. Os gustan sus crónicas por fascículos. Y cuando hay una quedada tod@s la reclamáis con insistencia para que sea la encargada de narrar lo vivido y claro que ella lo narra, lo hace poquito a poco y encantada de la vida.
Mangalls tiene algo, lo he visto. Aquí lo llamáis “duende” que no tengo ni pu_ta idea de lo que es, pero que suena bien. Aunque en mi modesta opinión de marciano, yo creo que lo que tiene Mangalls es coraje y valentía, y eso lo he visto cuando se pone el mundo por montera sin importarle absolutamente nada los ataques de esos seres absurdos y tristes a matar que pueblan otras galaxias.
A día de hoy, y sabiendo que esto no gustará en mi nave nodriza, ya no me interesa ni el tuercas de Mangalls, ni su combustible, ni el líquido que bebe ni las biznagas que se come. Ahora solo me interesa la facilidad que tiene para mostrarnos algo que a ella le fluye a borbotones: LA FELICIDAD. Esta es Mangalls, así es ella y por muchas como ella sigo aquí, lejos de mi Marte querido.